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SALUD

El asbesto, también llamado amianto, es una fibra que posee varias características que lo hacen idóneo para ser usado como materia prima de materiales fabricados y usados en procesos industriales. Estas fibras, por lo general, tienen la capacidad de resistir altas temperaturas, poseen poca termoconductividad y son muy flexibles. Están presentes en insumos de construcción y materiales como tejas, tuberías de acueducto, productos con cemento y otros elementos.

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La evidencia científica ha llevado a 56 países a tomar la decisión de prohibir el uso del asbesto. Para el 2001, Argentina y Chile restringieron su producción y en el 2005 la Unión Europea dejó de usarlo. En Wittenoom, Australia, se explotaban productos con asbesto desde mi 1945. Sin embargo, con el tiempo el Gobierno se dio cuenta que este era un elemento extremadamente tóxico y dañino para la salud. Por lo cual para el año 2007 se tomó la decisión de prohibir su uso.


Juan Pablo Ramos, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de los Andes, sostiene que la única solución para esta problemática es prohibir el asbesto y de esta forma prevenir que se vea afectada la vida de las personas. Por otra parte, la regulación es una alternativa que no garantiza el uso adecuado ante la población y lo que hace es beneficiar a industrias como la de la construcción o la automotriz. 


Desde la experiencia del ingeniero Ramos, existen tres problemas con el asbesto en Colombia. Se ha dado una campaña de desinformación en la que se deprecian las graves afectaciones del asbesto en la salud de las personas. Se ha vendido la idea de que los elementos que sustituyen al asbesto son aún más nocivos o que existe un tipo de asbesto que es malo y otro que es bueno. Todo esto ha hecho que se desconozca la magnitud del problema y se pierda la fuerza en proyectos de ley como el de 'Ana Cecilia Niño'. 


La prohibición está sujeta a intereses económicos en los que se olvidan los costos en los campos de la salud y el ambiente. La producción y la comercialización del asbesto se caracterizan por sus bajos costos, los gastos de riesgo por el contacto con este producto son altos y son asumidos por la contribución monetaria de los colombianos. Siendo esta una de las pruebas de que el sector privado se beneficia al no tener que asumir los costos sociales que trae consigo el uso del asbesto. 


En Colombia la industria del asbesto ha ejercido por más de 70 años y sin embargo, “hasta hoy no se tiene registro de la cantidad de asbesto que se produce, ni de los elementos que lo contienen, mucho menos el tamaño de la industria”, asegura Ramos.  Si el Estado no sabe qué es el asbesto, no va a trabajar para prohibirlo. Pero el problema no le atañe en su totalidad al Estado, la industria ha seguido utilizándolo y se ha opuesto, sistemáticamente, a los intentos de regularlo. 
 

¿QUÉ PASA CON LAS REGULACIONES EXISTENTES?

En los debates de los últimos proyectos de ley presentados por Nadia Georgette Blel, se habló de las regulaciones que ya existen en Colombia sobre el asbesto. La más representativa es la del convenio 436 de 1998 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Donde Colombia hace parte de este convenio, pero no ha cumplido lo establecido en este. En él, se le exige a las empresas y a los estados, varios puntos fundamentales sobre la seguridad de quienes trabajan con el asbesto:

 

1. Exigir la prohibición y sustitución del asbesto. Si no es posible, controlar los planes de seguridad de los trabajadores.

2. Exigir y vigilar que estos tengan el equipo de protección respiratoria adecuado, como complemento de las anteriores y no como forma de sustitución.

3. Revisar y tener control sobre la ropa de trabajo, para que estos no lleven la partícula a sus casas. 

4. Tener control con los residuos de las fábricas para que no afecte a la población cercana a estas.

5. Que el Gobierno y las empresas tengan la disponibilidad u obligación de hacer estudios sobre las enfermedades y riesgos del asbesto.

6. Suplir los costos médicos de las personas enfermas por el mineral. 

7. Educar a la comunidad y a los trabajadores sobre la prevención y control de estas enfermedades.

¿POR QUÉ PROHIBIR EL ASBESTO?

¿HAY FORMA DE PREVENIR EL DAÑO DEL ASBESTO?

Para Juan Pablo Ramos, miembro del Centro de Investigaciones en Ingeniería Ambiental de la Universidad de los Andes, la única forma para prevenir el daño causado por el asbesto es la visibilización desde los productos que lo contienen, las industrias que lo trabajan y los casos puntuales, “de esta manera las personas podrán notar lo que está sucediendo y tendrán una conciencia masiva respecto a la importancia de combatir el asbesto por completo”, asegura Ramos.

Reemplazar los materiales que contienen asbesto merece un adecuado tratamiento pues destruirlos también puede generar riesgos en el ambiente. “Necesitamos que se genere una guía en la cual se puedan identificar los materiales de construcción implementados que contienen asbesto y cómo los vamos a reemplazar, de esta forma garantizar el derecho a la vida y a la salud”, sostiene Daniela García representante de la Clínica de Medio Ambiente y Salud Pública (MASP).

En el segundo proyecto de ley, presentado por de Nadia Blel, en 2016, se debatió sobre las condiciones en las que se manifiestan las enfermedades producidas por el asbesto, determinando que estas se diagnostican de 15 a 30 años después. Este es otro de los inconvenientes que se presenta a la hora de formular políticas que sean capaces de actuar efectivamente en términos de prevención de enfermedades causadas por el asbesto como lo son el mesotelioma, el cáncer de pulmón y la asbestosis en general.

Varios sectores de la industria del asbesto afirmaron que no hay forma de prevenirlas si los que manipulan este material no utilizan los implementos que se les exigen en el lugar de trabajo. Sin embargo, aún con las regulaciones propuestas no disminuyen los riesgos. A partir de eso, en el mismo debate, Ascolfibras afirmó que “la industria ha llamado la atención sobre la problemática en el sector informal, ya que en este nicho en gran medida se incumplen los estándares de seguridad en el trabajo, el problema no está en el uso de los productos sino en las malas prácticas de trabajo”.

El problema va más allá del uso de la fibra o la protección en los espacios de trabajo, ya que las partículas de asbesto se trasladan hasta en los overoles de los trabajadores. Según la Asociación Nacional de Pensionados de la Industria del Cemento, la Construcción y Similares, cerca de 35 afiliados pensionados de la empresa Eternit llevan más de 20 años disfrutando de la pensión de vejez, tienen más de 80 años de edad y no padecen ninguna enfermedad relacionada con el asbesto. Ahora bien, cuando se analizan los casos de las víctimas de este material, podemos ver algunos en donde los familiares son quienes se enferman.

Es difícil determinar si las regulaciones y el aumento de la protección de los trabajadores son efectivas o no. En caso de que no lo sean, incluso con una prohibición inmediata de este material, según un estudio de Greenpeace, las muertes causadas por enfermedades relacionadas al asbesto sólo empezarían a reducirse dentro de varios decenios.  Por otro lado, la evidencia científica sugiere que no existe un umbral para el efecto cancerígeno del asbesto. Es decir, cualquier nivel de exposición representa un riesgo de desarrollar cáncer.

El asbesto no es el único componente cancerígeno con el que tenemos contacto...

OJO

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